Desde el jueves, la fisonomía de la villa comenzó a cambiar con la presencia de los puestos comerciales y los peregrinos que arribaban de diversos lugares del país para renovar su fe en el Señor de los Milagros.
En el primero de los casos, Fernando, de Buenos Aires, llegó con un grupo de estudiantes de Haití para instalar un local y ofrecer tragos tropicales al público. Contó que “era una materia pendiente venir a Mailín”, ya que el año pasado presenciaron la fiesta “chica”.
“Recorremos el país con esto. Preparamos licuados con frutas tropicales, como maracuyá, mango, papaya, coco, no trabajamos con jugo artificial”, indicó.
Todos los sabores fueron aprendidos de los jóvenes haitianos, quienes también se sumaron a la venta en distintos turnos. Fernando comentó que “la fiesta es muy buena y hay mucha gente, pero sabemos que estamos atravesando un momento difícil en el país. Aún así nos vamos a llevar un buen recuerdo”.
Más de 30 año peregrinando
Con más de 30 integrantes, el grupo Jesús de Nazaret regresó el jueves a la villa para honrar al Señor de los Milagros. Lo hicieron caminando, acompañados de Blanca Salvatierra, de 82 años, quien viaja hace más de 30 para participar de la festividad. Ella se traslada en vehículo porque no puede ir a pie como antes, pero sigue alentando a sus hijos y nietos a continuar el camino de fe que la emociona y que seguirá “aunque sea en silla de ruedas”.
Misa por los fieles de Guardia Escolta
Reynoso Martín Gorobés es un fiel devoto de Mailín que participa de la festividad desde los 80 junto a su familia. Tiene 74 años y es oriundo de Guardia Escolta, donde efectuará una misa para honrar al Señor de los Milagros el 28 de este mes.
“Muchas veces ha venido porque hacía promesas, ahora ya vengo porque me gusta, siempre me ha gustado y siempre he sido religioso. En la entrada de mi campo tengo una imagen que llevé de acá hace 10 años y ahora, para agradecer por todos los favores recibidos, pienso hacer una misa y una procesión”, contó.
