En el transcurso de la presente semana, al menos dos casos de violencia de género en parejas de novios fueron denunciados: un caso se registró en Malbrán (Aguirre) y el restante en Añatuya (General Taboada). Indudablemente no son los únicos hechos, ya que en Capital y Banda también se registraron violentos incidentes. En los casos antes mencionados, las víctimas no superan los 16 años y los agresores, los 15 y 17.
Desde una dependencia policial de la zona del sudeste santiagueño, dijeron que lo que se observa con preocupación es que las relaciones se vuelvan violentas cada vez a edades más tempranas. Y dado que quien “cae” en este tipo de vínculos suele repetir la experiencia, como si de un círculo vicioso se tratara, detectar estas situaciones de manera precoz ayudará a prevenir males mayores en el futuro.
Según algunos datos recabados por Nuevo Diario, las víctimas de los noviazgos violentos suelen ser mujeres de entre 14 y 21 años y los rasgos fundamentales de estas relaciones son la asimetría de poder y la dominación que ejerce uno sobre otro, el sometimiento y la posesividad, que llevan a la mujer a un estado de indefensión, caracterizado por el aislamiento, la baja autoestima, la negación de la situación y la dependencia emocional.
Fuentes policiales y profesionales que trabajan en los juzgados consultadas por este medio dijeron “La violencia emocional o psicológica aparece así disfrazada de amor y, si no estamos alertas, es poco visible y de manera lenta y progresiva va socavando las posibilidades de la joven de elegir libremente”.
Señales
Hay señales de alerta que son claros indicadores de una relación violenta: los celos, la humillación, el sometimiento al silencio, el control del modo de vestir y de las salidas, la exigencia de que la novia tenga el celular siempre prendido y que responda sin demora.
Cuando la imposición implica violación del territorio corporal o psíquico de otro, la relación se torna violenta.
Buscan derribar mitos a través de la educación
Stefanía Pérez es un trabajadora social, quien tiene a su cargo, con el acompañamiento de las autoridades y equipo de la Dirección de Género de la Provincia, la tarea de realizar talleres en los colegios secundarios, en donde abordan diferentes temáticas pero de manera especial “la violencia en la etapa del noviazgo”. Esto se enmarca en el proyecto “Abramos los ojos, el amor no es ciego”. Hasta el momento fueron 1176 alumnos de colegios secundarios (Capital, Banda e interior) que participaron de estos talleres. “Esto es parte de las políticas de género que se implementa desde el Estado”. En la entrevista con Nuevo Diario, Stefanía Pérez habló sobre la idea de derribar mitos existentes entre los adolescentes. “Uno de los mitos que debemos derribar es al decir que ‘el amor es ciego’, o bien cuando piensan que ‘me controla o cela porque me quiere’ porque nada de eso es cierto” afirmó la trabajadora social. El proyecto en cuestión tiene tres etapas: primero se intenta que los adolescentes repiensen la idea del amor, luego se habla sobre la violencia en el noviazgo y, por último, el hacer un resumen sobre lo aprendido en los dos talleres anteriores. En definitiva, el trabajo del equipo apunta a repensar y retomar algunos aspectos de la problemática, para derribar muchos mitos.
