A los 50 años, Christophe Krywonis libra una dura batalla: la de conseguir bajar de peso y adoptar hábitos de vida más saludables. Y es que, según al mismo confiesa, sufre de adicción “al morfi” y su balanza llegó a marcar 142 kilos.
Internado en la Posada del Qenti, en Córdoba, el chef francés dice que comprendió los peligros de su enfermedad a partir de la muerte de dos amigos por dolencias derivadas del sobrepeso. “Me asusté, tome conciencia, me preocupé. Una persona una vez me dijo: ‘No hay gordo feliz’. La frase me impactó, la mastiqué mucho y la cabeza me hizo un click. Cuando noté que me costaba caminar, levantarme, ponerme los zapatos, pensé: ‘la pucha, no soy tan viejo’. Encima es difícil salir de la malicia del tema porque cuando te ven gordo, te dan dos porciones en vez de una”, le contó el chef francés a la revista Pronto.
Concientización
Según su testimonio, al iniciar el tratamiento estaba pesando 135 kilos y, en 10 días, consiguió bajar a 129. ¿En qué consiste la terapia que lo está ayudando a superar su adicción? “La idea es concientizarse no a partir de charlas o terapias sino solo. Te dan de comer y te piden que pienses en lo que estás comiendo. Uno se tiene que tomar el tiempo para masticar, ingerir y degustar los alimentos. Por reloj, tardo el doble en comer que lo que tardaba antes. Esto te quita el estrés, todo de manera natural. Voy a la pileta, me hacen masajes, participo en algunas charlas. Hay doctores que me hacen chequeos y me controlan”, enumeró.
Finalmente, el jurado más temido de MasterChef contó que el estrés y la vorágine laboral en la que se vio sumido en los últimos años tuvo sus manifestaciones físicas, encendiendo así la luz de alarma para él. “En dos años, se quintuplicó mi trabajo y subí de peso. Mi cuerpo dijo basta: estaba grabando algo para Telefe cuando empecé a sentir vértigo, se me bajó la presión y el doctor me aconsejo que bajara los decibeles”, aseguró.
