Agazapado, el perro esperaba la señal del policía. El agente, que minutos antes había detenido una camioneta y obligado a bajar del vehículo a su conductor, lo había sentado a unos metros de él.
Sólo hizo falta un movimiento extraño para que el can entrara en acción. El sospechoso intentó escapar y empujó al policía. Sin embargo, no pudo ir muy lejos. El perro corrió hasta él y lo mordió en una pierna. No lo soltó hasta que el agente terminó de esposarlo.