La música de Santiago del Estero se robó todo el protagonismo en el segundo viernes del Festival Nacional de Doma y Folclore. A pura zamba y chacarera, Jesús María entró en la recta final de la 51ª edición del Festival.
Mario Álvarez Quiroga abrió formalmente la novena noche de color y coraje. Lo hizo junto a la compañía de baile “Sentires”. Luego, entre otras canciones, interpretó “Violines de la noche”, pieza que se llevó los aplausos del buen marco de público que ya estaba en el anfiteatro José Hernández.
A continuación fue el turno de El Carabajalazo. “Cuti”, Roberto y Graciela abrieron el show pasadas las 22.20 con “La Telesita”. Luego le siguieron “Cuando me abandone el alma”, “Añoranzas” y “Córdoba en un poema”.
Las chacareras “Imposible” y “Lágrimas de amor” fueron celebradas por el público, tanto como clásicos que nunca fallan: “Entre a mi pago sin golpear” y “Desde el puente Carretero”.
“El bombo es el latir del corazón del santiagueño”, dijo Roberto Carabajal minutos antes de la presentación y vaya si se notó luego en el escenario Martín Fierro, donde el clan Carabajal desplegó toda su música, que tanto ha marcado al folclore argentino.
Dúo Coplanacu
Más tarde, avanzada la noche y luego de una importante tanda de montas de un campeonato de jineteada que va llegando a su fin, salió a escena el Dúo Coplanacu.
Julio Paz y Roberto Cantos fueron de “Pelusitas de totora” hasta “La juntada”, pasando por “Bien haiga con el mocito”, “La bandeña” y “Paloma blanca”.
“Nosotros no nos ponemos en contra de ningún género (…) sí podemos observar que no nos gusta cuando hay algo chabacano en el escenario”, dijo Julio Paz a la prensa, a la vez que pidió que las comisiones de los festivales cuiden el espectáculo ante lo que llamó “una movida distinta en los escenarios de folclore”.
“Hilando sueños”, “Mayu maman”, “La queñalita”, “Flor del olvido”, “Camino a Telares” y “Escondido de la alabanza”, fueron algunas de las canciones que también interpretaron en este segundo viernes de Jesús María.
Ya de madrugada, el santiagueño Néstor Garnica y su violín amenizaron la espera. Se acercaba la hora del friense Raly Barrionuevo, y se iba la novena noche del Festival Nacional de Doma y Folclore con total éxito.
