Durante 2015, 5.402 personas recibieron asesoramiento y contención en la Dirección General para el Abordaje Integral de las Adicciones (Digaia), dependiente de la Secretaría General de la Gobernación de la provincia de Santiago del Estero.
La solicitud de tratamiento en las oficinas de Salta 270 “fue realmente significativa”, según expresó la titular del organismo, Prof. Claudia Tarchini. Sin embargo, se trata de “una variable que se repite. De un año a otro, la demanda se incrementa en un 100% en general”, lo que refleja “una mayor toma de conciencia, sensibilización e implicación con el problema, tanto de las familias o referentes, como de los pacientes y de la sociedad”.
Entre algunos de los ejemplos se puede mencionar al consultorio externo que brindó asistencia a 180 personas y a los grupos de motivación que atendieron a 475 pacientes. Mientras tanto, 203 fueron derivados al Centro de Rehabilitación en Adicciones Santiago del Estero (Crease) de la Fundación Nocka Munayki (Yo Te Quiero). Esta institución trabaja en convenio con el Gobierno de la Provincia, a los fines de garantizar el acceso a tratamiento de todos los santiagueños que así lo deseen. En tal sentido, Tarchini destacó “la preocupación e implicación directa de la gobernadora de la Provincia, Dra. Claudia de Zamora, en un tema tan sensible para la familia”.
Por otra parte, fue muy valioso el aporte de las instituciones escolares que, en base a la implementación de programas en convenio con el Ministerio de Educación provincial, hicieron de la prevención de adicciones una política. El año pasado, ésta fue aprobada para su inclusión en el desarrollo de los diseños curriculares por la cartera educativa nacional.
La “cosecha”
La Digaia va notando los resultados del esfuerzo destinado a la capacitación de los actores educativos. Las escuelas se han convertido en una de las instituciones más competentes para detectar problemas de adicciones y derivar pacientes.
Personas de clases alta y media piden ayuda
“Las personas que tienen recursos o están en una clase social media o alta se están animando a pedir ayuda”, comentaba la Prof. Claudia Tarchini acerca de un dato llamativo que arrojó 2015.
“El temor, la vergüenza y el prejuicio” conformaban una “cultura” que les impedía pedir ayuda. “De pronto hoy nos damos cuenta de que la problemática de adicciones nos puede tocar a todos, que nadie puede juzgar a nadie por eso y que el problema no es tratado sólo con la persona que consume sino que involucra a la familia, a los referentes cercanos. Que todos salen beneficiados a partir de un trabajo integral. Entonces es cuando se van animado”, planteó.
