En Nueva Esperanza se logró poner fin a una situación que preocupaba a muchas familias, ya que existía un local bailable clandestino en el cual se realizaban bailantas no autorizadas y reunía a cientos de jóvenes en un espacio físico que no cumplía con las condiciones mínimas de seguridad e higiene y se expendía bebidas alcohólicas sin control. Es así que la Municipalidad de esta ciudad adoptó la medida a través de una resolución de clausurar el local, el cual disimulaba con una licencia de bar “Pug Club D”, cuyo propietario es un agente de la policía Héctor David Ruiz, quien se desempeña en la comisaría seccional de la ciudad. Cargo que en numerosas oportunidades le habría servido para burlar los controles y de ese modo transformar al bar, en un ya conocido y clásico boliche bailable clandestino, que funcionaba desde hace tiempo los viernes, sábados y domingos reuniendo a cientos de jóvenes. A la salida de este local se registraron en varias ocasiones enfrentamientos entre grupos de jóvenes antagónicos y alcoholizados, con resultado, de heridos e inclusive, no hace mucho tiempo, un joven fue muerto de una certera puñalada.
De la resolución municipal, el policía Héctor David Ruiz se indica que en principio este se negó a notificarse, y pese a la faja de local clausurado, he hizo valer sus “influencias” con sus colegas y el fin de semana pasado, pese a todo y a todos volvió a abrir su boliche clandestino. Entonces desde le organismo comunal y los mismos vecinos se preguntan “quién o quiénes están detrás del jugoso negocio de los boliches clandestinos, que no es solo en Nueva Esperanza, sino también están funcionado con modalidad idéntica en otras ciudades”.
