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La Provincia Interior

Grandeza: un añatuyense ayuda a jóvenes refugiados en Alemania

En diálogo con Nuevo Diario, el joven relató su experiencia en uno de los países que recibe a cientos de refugiados de manera diaria. Por Marcelo Lagos

Desde hace poco más de dos meses, Luciano Sincovich dejó su familia, sus amistades y ciudad para vivir una experiencia de intercambio cultural en Alemania, a través de la organización Kolping, que tiene presencia humanitaria en más de 80 países.

 

Al poco tiempo de su llegada, Europa empezó a vivir la crisis humanitaria marcada por los refugiados que salieron de países árabes escapando a la guerra y la hambruna. Y gran parte de las actividades que realiza Luciano, tiene que ver con la ayuda a adolescentes que escapan de sus países, en busca de un mejor presente.

 

“Esta institución comenzó a albergar refugiados menores de edad, entre 15 y 17 años, mi trabajo es atender en el bar que hay en el edificio, en la organización de la cocina, acompañar y ayudar a los refugiados con necesidades básicas, como  qué cosas necesitan para ir a la escuela, su indumentaria y momento de recreación.

 

"Estoy trabajando al lado de socialpedagogas”, contó el joven añatuyense que trabaja en Kolpinghaus, que es una casa que alberga estudiantes del interior de Alemania por cuestiones de estudio.

 

“Estos chicos han cruzado hasta seis países para llegar aquí”, contó. “Me han mostrado videos de su viaje, algunos vinieron navegando, después a pie, y también en tren y colectivo, con tal de escapar de su lugar. Están los que no saben nada de sus familias, mientras que otros sí mantienen contactos con ellas. Hay chicos que tienen a parte de su familia en otros países de Europa, pero de ellos —lo que me llama la atención— es la rápida adaptación a los distintos países en los que estuvieron. La mayoría sabe y comprende hasta dos idiomas”, agregó.

 

Sobre su estancia en Alemania, destacó “cómo se preocupan del cuidado del medio ambiente, ya sea en el mantenimiento de espacios verdes o reciclando toda la basura”. 

 

“La vida en Alemania es muy buena, porque todos los días aprendo algo nuevo, mucho más contento estoy porque trabajo con los refugiados ayudando y al mismo tiempo ellos también me ayudan ya que nos encontramos en el mismo proceso de adaptación”, expresó.

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